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Los moldes

Texto escrito el 1 de Junio de 2010

Alguien el otro día  me dijo una frase que no me dejó indiferente:  «No te imaginas la de puertas que se te abren cuando rompes con los moldes».

Naces. Aprendes a andar y a hablar. Al poco tiempo te meten en una escuela donde te enseñan las cosas básicas para vivir en sociedad: leer, escribir, sumar, restar, un poco de anatomía, geografía, etc… Después de la escuela viene el instituto donde la enseñanza es un poco más especifica y ya te obligan a elegir: ciencias o letras. Tras eso, algunos con suerte van a la universidad, otros a formación profesional y los demás directos al mercado laboral que en definitiva es donde acabamos todos (menos algunos afortunados. véase «familia real»).

Durante todo este tiempo se nos inculca la filosofía de vida propia de esta sociedad: Hay que estudiar, tener un buen trabajo, casarse, formar una familia, comprarse una casa y un buen coche, viajar una vez al año en vacaciones y educar a nuestros hijos para que procedan igual en la vida…Eso hasta los sesenta y ocho años que te jubilaras y te  retiraras a una casita en la playa o en la montaña donde realmente disfrutarás de la vida. Eso es lo que nos hará felices. Se nos delimita un camino en el cual a modo de migas de pan nos colocan unas metas que nos definen las distintas etapas hacía la felicidad: trabajo, coche, mujer, matrimonio, casa, hijos, viajar, jubilación. Vamos alcanzando cada una de esas metas pensando que nos hará feliz, pero después nos damos cuenta de que no era esa la que nos haría del todo felices, que quizá sea la próxima,  o la próxima, o  la próxima, o  si no siempre nos quedará la jubilación que es el culmen de nuestras vidas. Ese es el molde definido y el molde en el que basamos nuestra felicidad. Pero por supuesto no os olvidéis de pagar los impuestos, pagar los intereses de la letra del coche y de la casa, pagar un buen convite y al cura en la iglesia, comprar el vestido de novia más caro que haya, buen anillo de compromiso y un lujoso viaje de novios a cualquier isla caribeña. No os olvidéis de fichar todos los días al entrar y salir del trabajo, ni de comprar regalos en navidad, el día del padre y el de la madre, San Valentín y demás. Tampoco os olvidéis de pagar las multas, el aparcamiento limitado,  un gimnasio para estar en forma, una buena guardería para el crío y más tarde una buena escuela, un buen seguro privado y un seguro a todo riesgo para el coche (Hay que tenerlo todo asegurado porque con la felicidad de uno no se juega). No os olvidéis de todo eso porque si lo hacéis dejaréis de ser ciudadanos ejemplares y útiles para la sociedad y posiblemente malogréis la posibilidad que os brinda esta sociedad de ser felices.

Que os quede claro que ese es el camino para la felicidad y que la gente que decide no atarse a nada y vivir al día nunca podrá ser feliz. Esos que no tienen domicilio fijo, ni trabajo fijo, ni siquiera país fijo de residencia, que viven errantes sin ataduras y con futuro incierto aunque disfruten de LA LIBERTAD y de la incertidumbre, nunca podrán ser felices porque eligieron el camino equivocado. Eligieron romper con los moldes.

Yo por ahora seguiré un tiempo más en el molde. A ver cuanto más.

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