Texto escrito el 3 de mayo de 2010
Es una costumbre. Todas las mañanas, cuando me levanto de la cama, me dirijo directo al baño y miro al espejo a ver qué veo. Cada mañana encuentro un tío diferente devolviéndome la mirada detrás del cristal. Curiosamente todos se parecen a mi, todos van vestidos igual a mi y todos imitan mis movimientos pero no todos causan la misma impresión en mí. A veces no me gusta nada esa persona que veo. No se por qué, pero me cae gordo a primera vista. Le miro con desdén y el cabrón me devuelve la misma mirada de menosprecio. Le saco la lengua y el tío mierda me hace lo mismo. Los días que me ocurre eso se que no va ser un buen día: Extrañamente la gente que ese día me encuentro por la calle son tod@s o la mayoría imbéciles. Otros días sin embargo encuentro una persona agradable devolviéndome la mirada tras del espejo. Me cae bien a primera vista. Le sonrío y el majo me devuelve la sonrisa. Me alegra la mañana verle ahí. Ese día la gente que me cruzo es más simpática. Todos están más sonrientes y son más comunicativos. Yo me pregunto, ¿Qué le ocurre a la gente? ¿se ponen todos de acuerdo con el tío del espejo para joderme o alegrarme el día?
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